en la serpentina de la aurora
de clarines y banderas
arrimado al frío
entre mis ojos dormidos
y tus besos
escribimos otra historia
que nace todavía
dormida
como un dibujo en el cuaderno
si hubiese sabido que envejecía el universo
y se apagaba con tus ojos
si hubiese sabido que las hojas blancas
eran espacios con palabras
perdidas en la arena
y esas ventanas
con tu nombre en las escarchas
los gorros de lana con tus labios
tibios de sueños todavía
en pleno desayuno se arrullaban
para siempre
si hubiese sabido que era yo
el viajero del tiempo
quien soñaba a ese pibe
que era mi alma relatada
como un sueño de la fiebre
y del otoño
al recordar
se rompió el cristal
con la campana
para escribir
con escombros de palabras
y silencio
en el medio de la infancia
porque en tu larga mano
que mide medio siglo
deje el secreto
la palabra sin memoria
C.G.
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