
Maipu 444 esquina corrientes
donde se baila tango
para recordar que fuimos el fuego.
Estaba yo con una Italiana
imposible y hermosa
bailando un "meta y ponga"
de D’Arienzo,
cuando entró una chinita de Shangai
a la milonga.
Su vestido hecho de violetas y de sueños
traía perfumes marinos.
Su cabello era como una noche en un sombrero.
Todas las estrellas señalaban a sus ojos
y me miraron
A mi, me brilló el universo en la solapa
y mis ojos se hundieron en el sueño.
Era el doble corazón
o el tambor de la milonga,
cuando bailamos
o mas bien volamos
o estuvimos quietos.
En ese abrazo recién nacido
y sin historia
sentí sus lágrimas antiguas
en su sonrisa.
En chino básico
le hice un buen chamuyo:
“Todos lloramos, por eso reímos y bailamos.
Nadie está donde quiere estar y el mar nos arrastró
a este puerto que es una estrella o todo un ángel
que ilumina.”
Así fue que no la besé
y todavía nos estamos separando.
Esa chinita de Shangai
traía crepúsculos que recuerdo
y un vestido como la noche y el sueño.
C G
...............
No hay comentarios:
Publicar un comentario